Después de cuatro meses en Madrid, decidimos venir a Galicia “por el verano”. Era, en nuestras cabezas, algo transitorio. Queríamos huir del verano Madrileño y jugar un poco con la finca de mi abuela. Esta finca es muy especial, ya que mi bisabuela era la que sembraba y plantaba de todo (¡Y vivió casi cien…